miércoles, abril 18, 2007

A mi casa

El Pinar, Canelones - Uruguay
A Silvi
Todavía me sonrío escuchando preguntar a más de un tachero este fin de semana: ¿Dónde vamos? Y vos respondiendo simple y llanamente: A mi casa. Bondades que tienen los poblados chicos donde todos en mayor o menor grado se conocen. Cierro los ojos para recordar el paisaje, y lo primero que viene a mis sentidos, que están ahora tan despiertos, son los dulces y expresivos ojos de Lucho, queriendo expresar todo lo que tiene para decir y que no podrá articular en palabras hasta dentro de unos cuántos meses más. Luego sí, manso y transparente llega el mar en conjunción de sonido, color, sabor y movimiento, trayendo consigo la paz que fui a buscar y encontré… en el paisito. Los médanos de arena tan blanca y fina, cielo y sol –fuente de vida-, tonalidades exquisitas de verdes, monte de pinos y piñas secas por doquier, aromos, cartuchos, rayitos de sol, lavandas, tréboles y macachines rosados. La calidez de los amigos –tierna caricia al corazón-, bromas y risas, la mesa tendida, el fuego encendido, la copa de vino. La calidez de tu casa, que es la misma que de vos emana, amiga-hermana. Compartir. Más amigos: lluvia, mate, charla y tortas fritas. Música compañera, ladridos y reclamos perrunos, el rostro del amor presente en los retratos y en tus ojos. Compartir, sí; también los miedos, sinsabores, el dolor que muta entre congoja, angustia, melancolía; algunas lágrimas. Gracias por estar.


P.D.: Fue bello escapar por la ventana y perderme en ese campo de margaritas…

Setiembre de 2006

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