viernes, noviembre 02, 2007

Poesía I



Una vez más el hombre magullado y famélico retorna a la soledad.
Esos, los rostros del dolor recorren su memoria;
se atolondran las horas marcando el ritmo circular y vicioso
de peces dorados que nadan en el mar de sus ideas.
¿Son sólo espejismos, o todas las vírgenes de cera lloran hoy por él?
Pequeña y dócil la vida se entrega al poder de las fauces hambrientas
del nuevo cielo ensangrentado, tiñendo de rojo los caminos recorridos,
nervaduras hostiles de las hojas de ruta que el hombre escribe y tacha.
Cae la noche, palidece la sangre derramada sobre la acera,
la poesía despierta del letargo congregando al hombre a una nueva batalla
.
26/10/2007

1 comentario:

Oscar Néstor dijo...

Princesa, con esta poe sos reina.
¡Qué lo parió!